En su columna de hoy, Raúl Paniagua, se referiré a los eventos culturales que se desarrollan en el mes de enero y captan la atención del publico nacional e internacional. ” Es contradictorio que una ciudad con la inmensa riqueza cultural, material e inmaterial siga considerando marginal sus propias manifestaciones.¿Será que en estos 11 meses
En su columna de hoy, Raúl Paniagua, se referiré a los eventos culturales que se desarrollan en el mes de enero y captan la atención del publico nacional e internacional. ” Es contradictorio que una ciudad con la inmensa riqueza cultural, material e inmaterial siga considerando marginal sus propias manifestaciones.¿Será que en estos 11 meses que faltan de gobierno podremos ver algo distinto?”
El mes de enero en el aspecto cultural es maravilloso para la ciudad, pero contradictorio.
La realización de dos grande eventos de renombre internacional se vienen consolidando, trayendo un importante grupo de visitantes de todos el país y aún del exterior, que vienen solo a eso, a escuchar música clásica y a disfrutar de conversatorios y entrevistas alrededor de la literatura.
Esto me parece excelente y ojalá tuviéramos muchos más eventos de este orden. Es claro que detrás de estos eventos hay una gran organización, un sólido soporte, especialmente financiero, pero como casi todos los grandes eventos, nacieron de una enorme motivación de muy pocas personas o de un conjunto de valores y referentes culturales que les dieron vía y permitieron que se consolidaran.
Con frecuencia, la ciudad donde se consolidan algunos de esos eventos, termina siendo relativamente marginal, pues en muchos casos la localidad lo que ofrece es el ambiente para que esa idea original se desarrolle, no importando, que en muchas ocasiones no existan las condiciones para que un amplio público lo disfrute.
Termina entonces siendo la sede del evento un escenario, tal vez muy agradable, pero solo eso, el escenario para el desarrollo del evento, algo parecido a lo que hicieron en Estados Unidos al crear Hollywood para hacer cine o en Italia con Cinecittá con el mismo propósito.
Lo contradictorio de este mes cargado de manifestaciones culturales, es que cada día se aíslan mas de los cartageneros, cada vez es más difícil que sus ciudadanos puedan acceder a ellos, apropiarse de sus expresiones y experiencias y no es únicamente por razones imputables a sus organizadores, pues se hacen diferentes esfuerzos por llegar a muchos sitios y a muchas más personas.
Lo preocupante es que paralelo a estos eventos los grupos de teatro, pintores, escultores, músicos y otros portadores de expresiones culturales hacen un enorme esfuerzo por llevar a cabo jornadas de teatro, exposiciones o puestas en escena, tratando de llegar a cientos o miles de cartageneros, pero con resultados muy lejanos a los deseados.
Y no es por culpa de ellos, es simplemente por la ausencia de criterios, programas o planes concretos, reales y consistentes de apoyo desde la administración cultural de la ciudad, que se limita a propiciar unas becas o apoyos con unos días antes de su realización y con un respaldo marginal a otros eventos, con gran sentido y significado para los cartageneros, como es el caso de las fiestas de la Candelaria, del festival del frito, del pastel y otra serie de manifestaciones, que bien podrían ser patrimonio cultural inmaterial de la nación, pero que la desidia, la incomprensión o la negligencia hacen que vayan siendo eventos sin trascendencia.
Es contradictorio que una ciudad con la inmensa riqueza cultural, material e inmaterial siga considerando marginal sus propias manifestaciones. ¿Será que en estos 11 meses que faltan de gobierno podremos ver algo distinto?
Raúl Paniagua, es sociólogo , con varias especializaciones, una de ellas en Turismo, en Viterbo, Italia, con una maestría en Desarrollo Social. Docente universitario y consultor en temas sociales y de turismo.
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