La Dirección de Investigaciones Económicas, Sectoriales y de Mercado del Grupo Bancolombia actualizó sus perspectivas económicas para Colombia. Estos son algunos de los mensajes clave que entregaron.
La previsión de crecimiento del PIB de 2025 se mantuvo estable en 2,6% y para 2026 en 3,0%, luego del crecimiento de 1,7% anual registrado en 2024 y que la cifra preliminar de avance anual del cuarto trimestre de 2024 coincidiera con el pronóstico anterior, de 2,3% anual.
Estos resultados denotan cómo la economía colombiana empezó a cursar la senda de recuperación durante 2024, pues su dinámica mejoró respecto a la expansión de solo 0,7% de 2023, mientras se espera que esta tendencia se extienda en el futuro de corto plazo.
Uno de los principales motores de la extensión de la tendencia positiva serían los menores niveles promedio de inflación y tasas de interés, además de la estabilización de la tasa de cambio, factores que moderan presiones adversas que afectaron las decisiones de consumo e inversión de los hogares y las empresas durante los años anteriores.
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Desde el punto de vista del gasto, esperamos que los avances de obra en proyectos de infraestructura de los gobiernos departamentales y municipales contribuyan a que la inversión exhiba un crecimiento superior al del agregado de la economía. Entre tanto, las necesidades de ajuste fiscal llevarían a que el avance del consumo público sea inferior al del total del PIB y el fortalecimiento de la demanda interna se traduciría en un incremento del déficit comercial, ante una mayor importación de bienes.

Inflación y tasas de interés
El fuerte ajuste que definió el gobierno para el salario mínimo que aplica en 2025 es una presión inflacionaria significativa que sesgó el panorama respecto a nuestro escenario de pronóstico anterior, debido a su efecto en los costos laborales para las empresas formales, las tarifas de los servicios y el efecto indexación que suele generar.
Además, persisten riesgos alcistas sobre los precios de bienes y servicios regulados, como las tarifas del gas, la energía eléctrica —por cuenta del manejo de la deuda vigente por opción tarifaria— y los precios del diésel. Entre tanto, la evolución de la tasa de cambio en la primera parte de 2025 ha representado un alivio para las expectativas sobre el precio futuro de los productos importados, algo que hace un contrapeso bajista parcial.
Ante esto, elevamos el pronóstico de inflación de cierre de 2025 desde 4,0% a 4,4%. Esto genera un ligero aumento del efecto indexación que estaría vigente durante 2026, a lo que se suma el riesgo de que se repita otro ajuste elevado del salario mínimo para el próximo año y llevó a un incremento de la inflación esperada también para el final de ese año, desde 3,8% a 3,9%.
Esto, a pesar de que la expectativa sobre la tasa de interés de política monetaria es más restrictiva.
En particular, elevamos el pronóstico de tasa de interés de política monetaria para final de 2025 desde 6,50% a 7,50%. Esto incorpora las recientes señales de profunda cautela que han prevalecido en la toma de decisiones de la Junta del Banco de la República, los riesgos prevalentes en el panorama de la inflación y el efecto que tiene el aumento de la incertidumbre fiscal tanto en el corto plazo como en el mediano plazo.
Esto último fundamenta el ajuste al alza de la tasa de interés del Emisor esperada para final de 2026 desde 6,00% a 6,50%, que busca reconocer cómo los riesgos en materia de finanzas públicas impactarían la percepción de riesgo país de manera estructural.
Sector externo y tasa de cambio.
En el sector externo colombiano, el ingreso de remesas al país volvió a sorprender de forma positiva durante 2024 y se fortalece la perspectiva de que el rubro de transferencias corrientes se puede mantener como un financiador clave del déficit comercial.
Sin embargo, la recuperación de la demanda interna —que sucede cuando el crecimiento de la economía se fortalece— se traduciría en un incremento del desbalance del comercio de bienes, debido a un avance mayor de las importaciones que de las exportaciones. Ante esto, el déficit de cuenta corriente esperado para 2025 es de 2,4% del PIB, superior al 1,8% del PIB registrado en 2024, pero inferior a nuestro pronóstico anterior para este año, que era de 2,7% del PIB.