El tejido empresarial colombiano está compuesto, mayoritariamente, por micro, pequeñas y medianas empresas, que en conjunto representan cerca de dos terceras partes del empleo del país y poco más de un tercio del PIB.
Sin embargo, por su naturaleza, estas empresas experimentan alta volatilidad en los ingresos, de allí que tener fuentes oportunas de liquidez sea una herramienta sine qua non para asegurar su continuidad, dar estabilidad a los empleados e invertir en materia prima y capital de trabajo.
Actualmente, algo así como 25% de las empresas con registro mercantil acceden a crédito. Facilitar el acceso al crédito de estas empresas es fundamental y el sector financiero ha encontrado una oportunidad en el crédito digital.
Las entidades le han propuesto a la Superintendencia Financiera autorizar un procedimiento de vinculación de clientes simplificado para el crédito productivo, aquel destinado al desarrollo de cualquier actividad económica, que no supere los 25 Smmlv, es decir $32,5 millones. Una herramienta que, además, aceleraría los desembolsos para llegar al millón de créditos para la economía popular, una meta que el Gobierno lanzó el año pasado y que la industria ha tomado como propia.
El trámite simplificado implicaría disminuir los requisitos de conocimiento del cliente requeridos para que una persona natural o jurídica, con una actividad productiva, acceda a la financiación que necesita. De esta manera, se pasaría de cinco requisitos, propios del trámite ordinario, a dos. En el caso de las personas naturales sería necesario identificar y autenticar a la persona y, para las personas jurídicas, verificar la existencia de la empresa e identificar a los representantes legales y accionistas.
La apuesta, además, es congruente con el éxito que ha representado el trámite simplificado en la inclusión financiera de los colombianos, que ya es superior al 90%, con productos como los depósitos de bajo monto, también conocidos como billeteras digitales, y los créditos de consumo de bajo monto.
Desde que aparecieron los depósitos electrónicos, las cuentas de trámite simplificado y las cuentas de ahorro especiales al inicio de la década pasada, estos productos han aportado 48% del total de adultos que tiene un producto de ahorro por primera vez. Y, desde la creación del crédito de consumo de bajo monto en 2015, 35% de la inclusión financiera crediticia ha sido gracias a este.
Extender el procedimiento simplificado de conocimiento del cliente a los créditos productivos permitirá a las empresas acceder más fácilmente a financiación para mejorar su flujo de caja, comprar insumos anticipadamente y aumentar su inventario e invertir para escalar su negocio. Se podría, incluso, pensar en habilitar un crédito rotativo para este segmento. Además, sería una alternativa más directa contra el gota a gota y eliminaría el arbitraje regulatorio con el crédito de consumo, pues hoy varias empresas se financian a través de esta modalidad.
El paso, ahora, es hacerles la vida más fácil a las Mipyme y financiar los sueños de estos empresarios.