vie. Dic 20th, 2024

Los diagnósticos recientes sobre el mercado accionario colombiano han derivado en alertas dada la poca profundidad y baja cantidad de emisores que tenemos en la actualidad.

Muchos analistas, incluyéndome, hemos hecho un llamado sobre la crisis de nuestro mercado de renta variable y las consecuencias negativas de la posibilidad, hoy más lejana que en septiembre del año pasado, de ser degradado a mercado frontera.

A pesar de las discusiones en torno a la liquidez de nuestro mercado, los rebalanceos del índice Msci que se llevaron a cabo en noviembre de 2023 no derivaron en una reclasificación del rendimiento bursátil de nuestro país.

Un alivio, sin duda, pero que nos invita a no olvidar la realidad, y es que el mercado accionario colombiano sigue siendo catalogado como un mercado emergente y es imperativo su continuo fortalecimiento para no caer en una categoría que nos alejaría del espectro de importantes inversionistas internacionales.

De esta manera, el reciente anuncio de Davivienda, aprobando la emisión de 48 millones de acciones, es una excelente noticia para el mercado, que a la fecha no ha sido testigo de emisión alguna de acciones desde 2018. El “fenómeno de El Niño” en el mercado accionario, materializado en cerca de seis años sin colocaciones, se ha constituido en una temporada de sequía que amenaza la salud del mercado de capitales.

Colombia, sin duda, necesita más buenas nuevas como esta. La decisión de Davivienda puede ser un incentivo a que otros agentes vean las bondades de la financiación en el mercado de capitales y así aportar el dinamismo, la profundidad y la liquidez que se requieren.

Pero esto tiene que venir acompañado de cambios regulatorios. La tarea para lograr alejarnos cada vez más de la categoría de mercado frontera también pasa por actualizar el sistema de formadores de liquidez, flexibilizar los requisitos de los programas de emisión, facilitar la accesibilidad con mayores eficiencias operativas, analizar las prohibiciones y conflictos de intereses existentes, así como perfeccionar el proceso de integración de las bolsas de Chile, Perú y Colombia.

Muchos de estos aspectos ya están siendo discutidos en las mesas de trabajo que lidera la Unidad de Regulación Financiera, la Superintendencia Financiera, el Ministerio de Hacienda y la Bolsa de Valores de Colombia en el marco de un plan de acción para el mercado de renta variable que, sin duda, debe seguir contando con el apoyo de los participantes del sistema financiero.

La materialización de los esfuerzos recientes para incentivar el financiamiento mediante el mercado de renta variable, la mejoría en la liquidez de las acciones actuales y la masificación de noticias alentadoras de nuevas emisiones será el camino para mantener la categoría de mercado emergente y una señal positiva de cara a la revisión del Msci en junio de este año.

Combatir la fragilidad del mercado de capitales debe ser prioridad de autoridades y agentes. Es un compromiso con el crecimiento y el bienestar de nuestro país.

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