sáb. Dic 21st, 2024
Hand drawing illustration of election concept

El experto Raul Pamiagua, sociologo  afirma en su columna. “Pero no escuchamos aún las propuestas concretas relacionadas con las necesidades, los problemas o las actuaciones de fondo, de mediano y largo plazo, de situaciones complejas y concretas, de competencias locales o de cómo interactuar cuando éstas son de orden regional o nacional”

Ya se inició en firme el proceso electoral, donde algunos apenas están calentando motores, pero otros ya van en primera y con toda la maquinaria aceitada y encendida. Lo particular es que seguimos escuchando sonidos, o más bien ruidos, similares a los de hace varias décadas, mensajes que apelan a lo más primario del electorado, a las necesidades del estómago, a las satisfacciones del pan para hoy, a la respuesta a requerimientos puntuales y tal vez a urgencias que se suelen solucionar con unos pesos.

Pareciera que el discurso de campaña para la Alcaldía se agotara en las necesidades básicas insatisfechas, en la garantía de la alimentación, en mejorar la movilidad o en eliminar el día sin moto.

Pero no escuchamos aún las propuestas concretas relacionadas con las necesidades, los problemas o las actuaciones de fondo, de mediano y largo plazo, de situaciones complejas y concretas, de competencias locales o de cómo interactuar cuando éstas son de orden regional o nacional. Aún no se escuchan planteamientos respecto a situaciones financieras relacionadas con los bajos ingresos con los que cuenta la ciudad. Tampoco, con muy pocas excepciones, con temas de gestión administrativa, como la reforma de fondo que requiere el gobierno local, incluida una transformación y actualización de los instrumentos de gestión tanto del talento humano, como de los bienes y recursos públicos en función de las necesidades de la ciudad.

Hay otros temas de los que poco se escucha, pues se parecerían a promesas falsas que el ciudadano rápidamente descubre y pueden pasar cuentas de cobro el día de las elecciones, por ejemplo, temas de seguridad ciudadana, la reducción de la violencia urbana, incluyendo la eliminación del sicariato, el desmonte del pico y placa para vehículos, aumentar la eficiencia y cobertura de Transcaribe, detener las invasiones a los cuerpos de agua y a bienes públicos, como zonas de bajamar o algunas colinas, incrementar el pago del Impuesto Predial, ampliar la frontera urbana, incidir efectivamente en el ordenamiento de las playas, en el direccionamiento de nuestro mayor generador de empleo como lo es el turismo, en el control de las diferentes actividades vinculadas con este mismo sector y en especial de los usos del Centro Histórico. Esto sin meternos con temas asociados a la dignidad, identidad y sentido de pertenencia del cartagenero.

Creo que los ciudadanos tenemos derecho a escuchar propuestas y planteamientos nuevos, que no se dirijan a promesas, que en la mayoría de los casos no son posibles. Creo que debemos escuchar a líderes con capacidad de cohesionar, de aglutinar voluntades, propósitos y esperanzas, de propiciar iniciativas, nuevos horizontes y en especial la confianza de avanzar hacia un futuro en el cual podamos sentirnos orgullosos de nuestra ciudad y de sus gobernantes. Ya empiezan a presentarse escenarios donde confluyen los candidatos. Estaremos atentos a escucharlos.

 

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